lunes, 5 de diciembre de 2011




Puerto Madryn, 4 de diciembre de 1919


¡Mi querido Papá!

            Ahora termino de contestar todas las cartas de mis queridos hermanos y ahora voy a charlar contigo.
            Estoy muy contenta que todos mis hermanos me confirmaron que a ti te va muy bien. Que tienes con la Sra. Strunk una buena ayuda. Por favor dale mis saludos. Ojala no sea largo el tiempo hasta que yo pueda ir a Alemania a estar contigo y conocer a la Sra. Strunk. Hoy no te podemos prometer si va a ser este año o en 1921.
            La mudanza a Buenos Aires nos va a costar mucho dinero y amueblar, etc. Pero si llegamos a vender una de nuestras casas o las dos iremos lo antes posible.
            Querido Papá, estoy tan contenta que a ti te va tan bien y tu letra es la de siempre. Qué suerte que todavía tienes la Agencia así siempre tienes algo que hacer.
            Ojala tengas suficiente combustible para que en el invierno tengas una pieza calentita. Que pena que este invierno sea tan escaso el carbón.
            Mi hermano Ludwig me escribió muy interesante sobre la situación en Alemania. Se lo leí a otros alemanes que viven en Madryn. También la carta de mi hermana Emma me alegró mucho. Me escribió para mi cumpleaños. Yo ni me había dado cuenta que llegó un barco de Buenos Aires, justo a mi cumpleaños el 27 de noviembre.  Justo estaba en la cocina haciendo una sopa de espárragos.
            Mi cumpleaños lo pasé bien: todos sanos y alegres ya que los sabemos bien a todos ustedes. Yo había hecho una rica torta y los esperaba  a ustedes para el café  ¡pero no vino nadie!
            La mañana pasó volando con los quehaceres de la casa. El Sr. Elbourne me regaló un lindo estuche para guardar los guantes, ¡ pero lleno de bombones !
            Para el mediodía cociné un roast-bef con chauchas, puré de papas y salsa. De postre gelatina de fruta con crema de vainilla. Regamos todo con una botella del vino de Mosela. Luego me acosté a dormir la siesta. A la tarde llegó un barco. Hacía dos semanas que no teníamos cartas de ustedes. De tarde vino un señor a tomar el té y comimos de la torta que tenía 6 tapas. ¡Era riquísima y todavía se me hace agua a la boca! ¡Qué lástima que ustedes no la pudieron probar!
            Bueno mi querido Papá, por hoy Rudolf, yo y nuestros hijos ¡te mandamos mil besos y muchos saludos!

tu hija Frida.

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