lunes, 19 de diciembre de 2011







            Las cartas de Oma (II parte) abarcan el período 1911 - 1920. Son continuación de Las cartas de Oma (I parte) (1909 - 1910) ya publicadas(http://juancamina-lascartasdelaoma.blogspot.com/). Hay una carta del 4 de noviembre de 1909 que corresponde a Rudolf Grimm desde Puerto Madryn a su novia antes de que ella viniera a la Argentina. También cuatro cartas de 1910 que recién se disponen y que  se agregaron en la I parte , de modo que se intercalaron allí para no perderlas.
            Las cartas fueron traducidas, nuevamente, por Frida Grimm de Bertram con mucho esfuerzo como verá el lector. Sus 84 años no menguaron su interés y dedicación que le demandaron casi un año de trabajo.
            Los originales fueron rescatados de Alemania y deben hacerse algunas aclaraciones al respecto. Alguno de ellos no fue fechado, por lo que nos hemos permitido intercalarlo con una fecha, mes o año tentativo de acuerdo al desarrollo de los acontecimientos o a la mención de los hijos y su edad. Además muchos originales fueron mezclados y no siguen un orden correlativo. Como además están escritos en letra gótica, se comprenderá que son pocos los que pueden traducir el alemán y en letra gótica al castellano. Y Frida si bien los ha traducido tampoco ha podido ordenarlos en algunos casos, y de allí esta aclaración.
            Otros originales no están completos y así se descubrirá en las cartas inconclusas, lo que se aclara cuando así ocurre.
            Los nombres y apellidos que figuran en el texto han sido verificados y puede considerarse que todos están correctamente escritos, como así también los nombres de barcos.
            El período de estas cartas abarca desde el 2º año del matrimonio Grimm, la primera guerra mundial (que obliga a Rudolf a renunciar a la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia), la incomunicación de ellos con Alemania por causa de la contienda, los temores por la suerte de sus queridos padres, hermanos y hermanas, y finalmente el primer paso de sus vidas en Buenos Aires con el alquiler de una propiedad en Villa Urquiza, mudanza que hacen para que sus hijos ingresen en un colegio alemán.
            Al final se encontrará una serie de fotografías vinculadas a este período, como también fotocopias de originales con membretes de Braun & Blanchard y la Sociedad Anónima, la Tienda Madryn y de dos hoteles de la época, de Buenos Aires.
            Quizá entonces estos dos capítulos de cartas representen un homenaje a los inmigrantes en general y a los inmigrantes alemanes en particular arribados desde 1900 en adelante a la Argentina y a las vicisitudes de sus vidas, a las alegrías y tristezas que transitaron, a las familias que formaron, a la integración a su nueva Patria como al apego melancólico de la Patria de origen y a su familia tan lejana.
            Si este homenaje es aceptado y bien recibido, sin ninguna duda será mérito de Frida que tanto esfuerzo aplicó a esta intención.

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