Puerto Madryn, 13 de noviembre de 1919
¡Querida Adele y querido Hermann!
Por fin recibimos noticias querida Adele.¡ Qué alegría fue, cuándo llegaron todas vuestras cartas!. Yo estaba por acostar a los chicos cuando Rudolf llegó con las cartas. Naturalmente los dos empezamos a leer y todos los chicos quedaron alrededor nuestro preguntándonos. Después de leer una hora me decidí acostarlos y hacer la cena para Rudolf y para mí. Actualmente estoy sin sirvienta. Los chicos cenan temprano. Cuando volví a leer los señores levantaron la mesa ya que Rudolf había terminado de leer. Sí queridos, vuestras queridas cartas las sentimos aquí en nuestra soledad como una refrescante lluvia primaveral, después de una larga sequía con mucho sol.
Ahora me parece que la distancia con ustedes no fuese tan grande y eso que estuvimos tres años sin noticias.
¿Así que ustedes siguen viviendo como antes en esas antiguas y queridas piezas de la calle "Deichtor"? Qué la salud de Hermann está recuperada nos alegra muchísimo y estará mejor que hace 9 años cuándo yo me fui. Seguramente tus cuidados intensivos mi querida hermana han ayudado a su mejoría.
Querida Adele ya te comprendo que anhelas tranquilidad y es verdad que en todos estos años vuestros compromisos de trabajo han exigido mucho de tus nervios y de tu fuerza.
Si uno tiene un comercio (nota de la traductora: tenía un Restaurante) cada día vienen nuevas exigencias e impresiones.
A nosotros nos pasa lo mismo y Rudolf dijo: "Aquí somos el lugar donde todos los amigos quedan para que tú los cuides y parece que nuestra casa es una oficina de informaciones". Así uno pierde horas de descanso, ocupándose de otros.
Yo me imagino querida Adele que en los últimos años has hecho mucho bien a los demás con tu corazón de oro. Dios te lo pagará. Ojala me puedas contar todo personalmente.
Tu hermana que te quiere mucho
Frida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario